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III CONGRESO IBÉRICO SOBRE GESTIÓN Y PLANIFICACIÓN DEL AGUA.
"La directiva marco del agua: Realidades y futuros"

EL ABASTECIMIENTO DE AGUA Y SANEAMIENTO EN LAS CIUDADES DE IBEROAMÉRICA: SOLUCIONES Y EXPECTATIVAS

Andrei S. Jouravlev
Comisión Económica para América Latina y el Caribe. CEPAL. (ONU).
CHILE

A pesar de las profundas reformas implementadas en el sector de agua potable y saneamiento, casi todos los países de América Latina y el Caribe siguen enfrentando graves problemas, los cuales se relacionan principalmente con insuficiente cobertura de los servicios, especialmente para grupos de bajos ingresos y tratamiento de aguas servidas, y deterioro de la calidad de los servicios.

Es importante reconocer que dichos problemas no provienen sólo del sector de agua potable y saneamiento ni tienen soluciones sólo a partir de éste, por lo que se debe tener sumo cuidado con recomendar soluciones universales y comunes para todos los casos. Sin embargo, el análisis efectuado en esta reunión indica que, como cuestión prioritaria urgente, debe prestarse atención a las siguientes tareas:

1.- Mejoramiento de la gestión del agua y de las cuencas
2.- Perfeccionamiento de la estructura industrial del sector
3.- Creación de efectivos sistemas de subsidios
4.- Fortalecimiento de organismos de regulación


1.- MEJORAMIENTO DE LA GESTIÓN DEL AGUA Y DE LAS CUENCAS

De acuerdo con estimaciones más recientes, en el año 2000, en las áreas urbanas de los países de la región había unos 26 millones de personas sin acceso a servicios de agua potable y unos 37 millones sin servicios de saneamiento. Este tremendo rezago en la provisión de los servicios, intensificado por la reaparición a principios de los años noventa del cólera en la región, induce, tanto a los gobiernos como a público en general, a conceder máxima prioridad al sector de agua potable y saneamiento. Como resultado, es muy común que el énfasis en materia de agua se haga exclusivamente con relación al sector de agua potable y saneamiento, desvinculando dicho uso de las necesidades más generales de gestión integrada del agua.

Lo que a menudo se olvida, es que un prerrequisito indispensable para poder avanzar en la expansión de la cobertura de los servicios de agua potable y saneamiento, es que dicho objetivo se vincule con la necesidad de mejorar la gestión integrada del agua y de las cuencas donde se va a captar el agua para las ciudades. En este contexto, es preocupante que, en la mayoría de los países de América latina y el Caribe, los sistemas de gestión del agua todavía no han mejorado lo suficiente como para lograr su gestión integrada y, lo que es más grave, en algunos de ellos tales sistemas se han deteriorado con respecto a su antigua capacidad. Aunque los desafíos son múltiples, las dos prioridades principales son las siguientes:

1.1.- Creación de eficientes sistemas de administración del agua. Siendo el agua un recurso natural con importantes funciones económicas, sociales, ecológicas y culturales, fundamental para la vida y el ecosistema, necesario para prácticamente todas las actividades económicas y susceptible de uso múltiple, es un problema grave que la misma sea administrada por organismos sectoriales. Es por ello que se reconoce cada vez más que las responsabilidades de formular políticas hídricas, de coordinar el uso múltiple del agua, de regular su asignación y de controlar su contaminación, así como otras funciones relacionadas con la regulación de su aprovechamiento, deben consolidarse en un ente regulador no usuario, independiente y separado de los ámbitos de usuarios tradicionales, que considere el recurso hídrico integralmente y en su totalidad. Dicha entidad debe estar al más alto nivel político y tener la independencia efectiva, facultades amplías en materia operativa y un rol relevante en la decisión de conflictos vinculados al agua.

1.2.- Definición adecuada de derechos de agua. La promoción de inversiones en el sector de agua potable y saneamiento y la participación privada en la prestación de servicios son altamente contingentes a la disponibilidad de aguas y a la legalización adecuada de los derechos de su aprovechamiento, lo que es aún una tarea pendiente en muchos países de la región. Lo que se requiere es encontrar un balance adecuado entre las normas estructurales de la legislación de aguas, que determinan la estabilidad y la flexibilidad de los derechos que se entregan a los agentes económicos sobre las aguas, y tienen por objetivo asegurar la inversión en el desarrollo del potencial económico del recurso, y las normas regulatorias, que tienen por objetivo asegurar el uso eficiente y ordenado del agua y posibilitar su adecuado control en función de objetivos económicos, ambientales y sociales de la sociedad. Un tema relacionado es la de introducción de mercados de aguas, los cuales, en condiciones de regulación adecuada, pueden ser elementos útiles para transferir aguas desde usos agrícolas a usos urbanos.


2.- PERFECCIONAMIENTO DE LA ESTRUCTURA INDUSTRIAL DEL SECTOR

Un prerequisito indispensable para la prestación eficiente de los servicios de agua potable y saneamiento es contar con una estructura industrial razonablemente eficiente. Esta tarea sigue siendo pendiente en muchos países de América Latina y el Caribe.

En cuanto a la estructura industrial del sector, la tendencia general en la región ha sido hacía la descentralización, en muchos caso, a nivel jurisdiccional más bajo posible. Aunque algunos países han logrado crear una estructura industrial razonablemente eficiente, en muchos otros casos, en el proceso de descentralización se ha perdido de vista los aspectos técnicos y económicos de la prestación eficiente de los servicios.

Los procesos de descentralización, especialmente a niveles territoriales más bajos que provincias, regiones o estados, no siempre han cumplido su cometido en la forma esperada. Esto se explica por varias razones, algunas de las cuales tienen que ver con el hecho de que las instituciones locales carecen de capacidad suficiente para administrar o regular los servicios transferidos, mientras que otras se relacionan con la excesiva fragmentación de la industria y la incapacidad de tomar ventaja de las economías de escala, y con la politización de la toma de decisiones a nivel local, o bien con el apresuramiento y falta de preparación adecuada con que se produjeron los procesos de descentralización en algunos países.

Los siguientes tres problemas son especialmente comunes:

2.1.- Pérdida de economías de escala. Es un hecho ampliamente reconocido que los servicios de agua potable y alcantarillado se caracterizan por economías de escala importantes. En América Latina, hay pruebas sólidas de que los servicios de agua potable y alcantarillado para las comunidades cuya población alcanza por lo menos 200 mil habitantes pueden prestarse en forma más eficiente, si su operación está a cargo de empresas regionales. La información disponible también sugiere que los costos operativos por conexión disminuyen en forma continua a medida que el número de conexiones aumenta a aproximadamente un millón. La experiencia del Reino Unido confirma en general estas estimaciones. Así, se estima que cuando la zona de servicios tiene menos de 500 mil clientes, la eficiencia de la operación es subóptima, y que la escala óptima de funcionamiento estaría entre 500 mil y un millón de habitantes.

2.2.- Incongruencia entre la estructura industrial del sector y el nivel jurisdiccional encargado de su supervisión y regulación. En varios países de la región, la estructura industrial está fragmentada a tal grado que hace prácticamente imposible una supervisión o regulación eficiente. Un ejemplo es Colombia donde las capacidades de la entidad de regulación y otros organismos a nivel central se ven claramente superados con la existencia de más de mil empresas de agua potable y saneamiento. En otros casos, el problema se debe a lo que podríamos llamar una excesiva centralización a nivel local. Es un hecho bien conocido en la teoría de la regulación que, si en el mercado actúa un solo prestador, el regulador dependerá en mayor medida de aquel para obtener información, su posición negociadora será más débil, el prestador estará en mejores condiciones para controlar y manejar la información que suministra al regulador y el riesgo de captura del ente regulador será mayor. Un ejemplo de este problema son las concesiones de servicios agua potable y alcantarillado de la ciudad de Buenos Aires y de muchas provincias de Argentina, donde la regulación se realiza empresa por empresa pues la función reguladora es de competencia de cada provincia.

2.3.- Limitada capacidad de administración y regulación a nivel local. Un limitación crucial de reformas descentralizadoras es la precariedad de los recursos gerenciales, financieros y otros, a nivel local y su fuerte dependencia de niveles superiores del gobierno. Este hecho se debe a los siguientes factores: (i) es común que las instituciones locales sean más débiles y carezcan de los recursos para abordar eficazmente la prestación de los servicios de agua potable y saneamiento; (ii) las instituciones locales igualmente son más vulnerables a la intromisión de las políticas partidistas; y (iii) las entidades subnacionales no internalizan todos los costos de largo plazo de sus ineficiencias y oportunismo en materia de prestación de los servicios, es decir, "exportan" los efectos y consecuencias de sus malas decisiones a otras jurisdicciones.


3.- CREACIÓN DE EFECTIVOS SISTEMAS DE SUBSIDIOS

La distribución de los ingresos en América Latina y el Caribe es la más desigual en el mundo. El 37% de la publicación urbana es pobre o indigente. Por otro lado, en todos los países se observa una clara tendencia al autofinanciamiento del sector de agua potable y saneamiento con el objetivo de hacerlo menos dependiente de recursos gubernamentales. En esas condiciones, el tema de ampliación de cobertura y de acceso a los servicios se convierte en uno de subsidios para grupos de bajos ingresos. Sin embargo, la creación de sistemas de subsidios es una tarea pendiente en la abrumadora mayoría de los países de la región.

La respuesta tradicional a los problemas que plantea financiar la prestación de los servicios para grupos de bajos ingresos fueron los subsidios cruzados entre los usuarios que tienen más capacidad económica y los de menor capacidad dentro de la misma zona de servicio. En reemplazo de este enfoque programático, pero teóricamente ineficiente, en la actualidad, se privilegia el enfoque de subsidios directos o focales a la demanda mediante contribuciones del Estado al pago de las tarifas de los sectores más deficitarios.

Uno de los mejores sistemas en materia de subsidios, en el sentido de que no opera como un desincentivo para la eficiencia de las empresas, es él de Chile. En este modelo, el Estado central establece un subsidio directo al pago de los consumos de agua potable y alcantarillado. El sistema es administrado por los municipios, los cuales se encargan de la postulación, aceptación e inscripción de los candidatos. Informan a las empresas de servicios acerca de los usuarios favorecidos, de modo que las facturas reflejen por separado los montos que deben ser pagados por los usuarios y el monto que debe aportar el municipio a las empresas de servicios. Mientras que el sistema chileno opera razonablemente bien, su instalación no ha sido fácil y los intentos de imitarlo, sin análisis de sus requerimientos operativos, han enfrentado serias dificultades. Las condiciones mínimas para implementar un sistema similar son los siguientes: (i) sistema fiscal capaz de generar los recursos necesarios para financien los subsidios; y (ii) sistema administrativo capaz tanto de evaluar quién los requiere como de garantizar que los recursos efectivamente lleguen a su destino. Estos requisitos básicos la gran mayoría de los países de la región todavía no los tiene.

Otro caso interesante es él de Colombia, donde se estableció un sistema transparente de subsidios para usuarios residenciales de menores ingresos. Estos subsidios se financian mediante contribuciones predeterminadas de los usuarios comerciales, industriales y residenciales de mayores ingresos y con transferencias gubernamentales en caso de desequilibrios. Si bien en teoría el sistema parece razonable, en la práctica su funcionamiento ha sido plagado de dificultades y no se ha logrado cubrir las necesidades de recursos.


4.- FORTALECIMIENTO DE ORGANISMOS DE REGULACIÓN

Muchos países de América Latina y el Caribe, como Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Panamá y Perú, ya han creado entidades de regulación y varios otros están en este proceso. Sin embargo, muchos de los organismos creados todavía no tienen suficiente estabilidad, independencia, capacidad y recursos, y se encuentran además con poderes indebidamente limitados, como para, por un lado, proteger efectivamente los intereses de los consumidores y de la sociedad en general y asegurar la eficiencia en la prestación de los servicios, y por otro, ofrecer garantías de independencia y objetividad frente a las empresas prestadoras y atraer inversiones al sector. En general, este aspecto sigue siendo uno de los más débiles en las experiencias regionales, por lo que debe ser mejorado en todos sus frentes.

En base a las experiencias de los países, tanto dentro como fuera de la región, que tienen una reconocida trayectoria en la regulación de los servicios públicos, y conforme con las investigaciones teóricas e empíricas al respecto, hay bastante consenso de que en el diseño institucional de una entidad de regulación deberían respetarse una serie de condiciones:

Otorgar al regulador un mandato bien definido, libre de control por parte de los políticos, y establecer objetivos claros con respecto a los cuales deberá rendir cuentas. Por lo general, estos requisitos hacen conveniente que el regulador no sea parte integrante del poder ejecutivo.

Asegurar que los directores de los organismos regulatorios sean nombrados sobre la base de criterios profesionales más que políticos. Es importante evitar que los nombramientos tengan un carácter político–partidista. Un enfoque habitual es que en el proceso participen los poderes ejecutivo y legislativo.

Nombrar al regulador por un plazo fijo, asegurar su estabilidad y evitar su remoción arbitraria. En el caso de una junta o comisión, escalonar el mandato de los miembros, de modo que sean remplazados uno a uno y no todos a la vez.

Asegurar al ente regulador una fuente autónoma y confiable de financiación, por ejemplo, un porcentaje fijo sobre ingresos del sector que regula. Asimismo, se lo debería eximir de aplicar las normas de contratación y salariales aplicables a la administración pública a fin de atraer y retener a personas capacitadas.

Es importante señalar que las leyes, por sí mismas, no bastan para crear buenas entidades de regulación. Aunque varios países de la región han adoptado leyes modernas que incorporan muchas de las recomendaciones mencionadas arriba, dichos principios no siempre funcionan en la práctica. Por ejemplo, se dan casos cuando el ejecutivo "negocia" reajustes tarifarios directamente con la empresa, sin participación de la entidad de regulación; cuando los reguladores tienen estabilidad jurídica pero se retiran "voluntariamente"; cuando las entidades de regulación tienen, según la legislación vigente, asegurados amplios recursos financieros, pero no pueden gastarlos por las limitaciones impuestas por el ejecutivo; cuando los único que pueden hacer las entidades de regulación es "recomendar" pero no decidir; etc.

Otros aspectos que deben ser fortalecidos son la participación de los consumidores, el acceso a la información y la coordinación con otras entidades gubernamentales:

Aunque la participación de los consumidores en el proceso regulatorio es fundamental para lograr una regulación eficaz de los servicios públicos, en la abrumadora mayoría de los países de la región, no se le da ninguna funcionalidad (en términos de organización, poderes, financiación, acceso a la información, participación en el proceso regulatorio, etc.).

La información es un requisito indispensable para una regulación eficaz. A este respecto, la situación general en la región es muy deficiente: débiles sistemas de acceso a la información, capacidades legales reducidas para monitorear y requerir la información, falta de buenos mecanismos de contabilidad regulatoria y de sistemas uniformes de cuentas, etc.

El hecho de que, por lo general, la competencia con respecto a la regulación económica, salud (normas de calidad para el agua potable), recursos hídricos (su asignación) y medio ambiente (control de contaminación del agua), se confía en distintos organismos, subraya la necesidad de asegurar una cooperación estrecha y una comunicación efectiva entre ellos, lo que pocas veces se da en la práctica.


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Ultima actualización: 3 Enero de 2003 ©.
Pagina diseñada y elaborada por
E. Hernandez
RedIRIS (Red Académica y Científica de España en Internet).
Página actualizada y corregida por A. Pelayo Martínez