Capítulo 8 POTABILIZACIÓN DE AGUA:
Costa Rica posee un rico patrimonio natural que cada día
se ve más amenazado por el deterioro de las cuencas hidrográficas,
la contaminación de acuíferos y la degradación de
humedales y zonas costeras. Así, si bien el país en su conjunto
cuenta con un superávit de oferta de agua, la demanda de agua potable
de la Gran Area Metropolitana y las limitaciones para el control de la
calidad podrían generar, en un futuro cercano, problemas en el
abastecimiento de la principal aglomeración urbana del país.
(Estado de la Nación, 1999) Palabras clave: potabilización de agua, tratamiento de agua para consumo, tratamiento de aguas residuales, desinfección de agua con energía solar
Costa Rica, país ubicado en Centroamérica, limita al Norte con Nicaragua, al este con el mar Caribe, al sureste con Panamá y al suroeste y oeste con el Océano Pacífico. La superficie de Costa Rica es de 51.060 km2 y su capital es San José. El país está conformado por siete provincias, que a su vez están divididas en cantones y éstos en distritos. El gobierno del cantón es la Municipalidad. Alrededor del 25% del territorio está protegido mediante el sistema de áreas silvestres de conservación, así cerca de un 11% tiene protección absoluta incluyendo parques nacionales y reservas biológicas, un 15% posee algún grado de protección principalmente las áreas dedicadas a reserva forestal y las reservas indígenas que abarcan un 5.47% del territorio nacional. Las condiciones de variabilidad climática, relieve, suelos y microclima determinan una gran diversidad biológica que en términos conservadores contendría entre un 4% y un 5% de todas las especies de plantas y animales terrestres del mundo. En la Gran Área Metropolitana que abarca las Ciudades de San José, Cartago y Alajuela se concentra la mayor parte de la población. De acuerdo con las cifras preliminares del IX censo de población y V de vivienda realizado en junio del 2000, Costa Rica pasó de una población de 2,416,809 según censo de 1984, a un total de 3,824,593 habitantes en el año 2000, lo que representa un incremento de casi un millón y medio de personas en un período de 16 años. En términos relativos, este cambio significó pasar de una tasa media anual de crecimiento de 2.3% entre los censos de 1973 y 1984, a una tasa de 2.9% entre 1984 y el 2000. Dado el descenso en la fecundidad ocurrido en el período, es razonable atribuir este aumento en la tasa de crecimiento al incremento de la inmigración internacional. Este aumento en la población de Costa Rica entre 1984 y el 2000, llevan a un incremento de la densidad poblacional de 47 a 75 habitantes por kilómetro cuadrado, es decir, casi un 60% superior. Por otra parte, la proporción de hombres y mujeres igual al 50% se ha mantenido hasta el censo de 1984 (Abarca, 2001). Costa Rica posee un rico patrimonio natural que cada día se ve más amenazado por el deterioro de las cuencas hidrográficas, la contaminación de acuíferos y la degradación de humedales y zonas costeras. Así, si bien el país en su conjunto cuenta con un superávit de oferta de agua, la demanda de agua potable de la Gran Área Metropolitana y las limitaciones para el control de la calidad podrían generar problemas en el abastecimiento de la principal aglomeración urbana del país. (Estado de la Nación, 1999) Por otra parte, el agua, principal recurso natural con el que cuenta Costa Rica, se ha definido legalmente como un bien del dominio público, un bien social y un bien económico estratégico para el desarrollo. La gestión integrada del recurso hídrico como elemento esencial para cualquier forma de vida es fundamental y comprende una multiplicidad de factores geofísicos, químicos, biológicos, sociales, económicos, culturales y políticos. Sin embargo, no hay integración entre las disciplinas para lograr un abordaje holístico de la problemática del agua. La vinculación y coordinación entre los organismos de planificación y gestión es débil, cuando no inexistente, y la difusión y transferencia de conocimientos a la sociedad civil, necesarios para una gestión integrada del agua son muy escasos.
Antecedentes de la problemática Para los aborígenes costarricenses el agua era importante, no sólo desde el punto de vista ceremonial, sino también para su vida, la agricultura, sus actividades económicas y sociales. En Costa Rica la importancia del agua ha quedado simbolizada en el Centro Histórico Arqueológico de Guayabo, en donde la red hidráulica está compuesta por un sistema de acueductos, tanto abiertos como subterráneos, tanques de captación y almacenamiento de agua, puentes y pozos verticales de drenaje. Dichas obras aseguraban el aprovisionamiento de agua potable y el drenaje de aguas pluviales. En otros sitios del país los asentamientos se colocaban cerca de las fuentes de agua, ríos o quebradas y el agua se obtenía utilizando jícaras. (Coto y Sánchez, 1998) Durante la colonia, conforme crecían las ciudades,
el agua se traía por acequias desde largas distancias y fue necesario
establecer disposiciones en relación con la limpieza de las mismas,
por parte de los vecinos. El agua arrastraba muchas impurezas, no era
apta para beber y se usaba sólo para usos domésticos. En
las diferentes provincias, las municipalidades pusieron en ejecución
trabajos para conducir y aumentar las aguas de las acequias, reuniendo
los caudales de varios ríos. Los vecinos hacían derivaciones
de la acequia principal para llevar agua a sus casas. Posteriormente
fue necesario abrir pozos en algunas casas. (Coto y Sánchez, 1998) En 1940 en Tres Ríos se construyó, durante la administración de Calderón Guardia, una planta de tratamiento y un tanque de almacenamiento, con el fin de mejorar la distribución y el servicio. En 1941 nació la Ley de Aguas Potables, que entre otras cosas encargó a la Secretaría de Salubridad Pública de todos los asuntos relativos al agua potable. Ante la crisis de escasez y mala calidad del agua, en la década de los cincuenta, se construyeron plantas de tratamiento en otras localidades y acueductos en las provincias de Alajuela, Heredia, Guanacaste, Puntarenas y Limón. Por otro lado, se demostró que los gobiernos locales no tenían capacidad técnica, administrativa, ni financiera para manejar el suministro de agua potable a la población, por lo que en 1961 se creó mediante la ley 2726 el Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillado (SNAA) considerada por Don Mario Echandi como “la medida de mayor trascendencia nacional en favor de la salud pública durante los últimos 50 años” (AyA, 1996). Para solucionar la crisis se perforaron pozos, se ampliaron plantas, se cambiaron filtros lentos por filtros rápidos se mejoraron redes de distribución, se aumentó capacidad de los tanques de almacenamiento y se aprovecharon otras fuentes de abastecimiento. Así, en 1970 se inauguró el primer acueducto y en 1977 el segundo acueducto metropolitano. El SNNA intervino en otras provincias con mayor fuerza para reforzar o reconstruir los acueductos. En la gestión de Carazo Odio (1978-1982) se proyectó el Programa de acueductos rurales y se estableció un programa de apoyo a las municipalidades, se ampliaron los controles de calidad del agua y se incorporó nueva tecnología al Laboratorio Central de Tres Ríos, centro desde el cual el AyA ejerce el control de calidad del agua de todos los acueductos. En la gestión de Arias Sánchez (1986-1990) se inauguró el acueducto de Orosi, tercer acueducto metropolitano, con el propósito de garantizar el abastecimiento de agua potable a la GAM hasta fines del siglo y logrando abastecer en esa fecha al 100% de la población urbana y el 93.6% de toda la población incluyendo las áreas rurales (Coto y Sánchez, 1998). A partir de 1994 en la administración de Figueres Olsen se reforzó la atención a las comunidades rurales más deprimidas del país, que representan un tercio de la población costarricense y que está conformado por el 58% de los cantones rurales con altos niveles de pobreza e insatisfacción de necesidades básicas (MIDEPLAN, 1993). De esta manera, con apoyo del Programa de la Dirección General de Desarrollo Social y Asignaciones familiares se desarrollan obras de abastecimiento de agua potable en las comunidades rurales, en donde el programa de asignaciones familiares aporta el 35-40%, la comunidad el 40-50% y el AyA un 10-25%. El programa de acueductos rurales se fortaleció con préstamos del BID, del PL-480, del Banco alemán KFW, por lo que con el programa se atendieron 75 comunidades en las siete provincias del país. Se promovieron además proyectos para fortalecer las organizaciones comunales que administraran acueductos rurales. Por su parte el AyA instaló a partir de 1996, como parte de la obra de acueductos rurales, equipos productores de hipoclorito de sodio o gases oxidantes mezclados, fáciles de manejar que adicionan cloro al agua para la desinfección. Esta situación se reflejó en la baja incidencia de cólera en Costa Rica en la pasada epidemia, debido al acceso de las comunidades rurales al agua potable y a la campaña nacional de educación sanitaria. (Coto y Sánchez, 1998). Con el fin de satisfacer de manera óptima la demanda de agua de la población del Gran Área Metropolitana estimada para el año 2015, AyA contrató los servicios de la empresa israelí Tahal Consulting Engineers Ltda, para que en conjunto con los ingenieros del AyA realizaran estudios y establecieran las directrices para la cuarta etapa del acueducto metropolitano. El Plan Maestro de Abastecimiento de Agua Potable para la Gran Área Metropolitana, PLAMAGAM, incluye las directrices que servirán de base para la toma de decisiones y la ejecución de proyectos específicos en los sistemas de abastecimiento de agua (Coto y Sánchez, 1998). Si bien a inicios de 1997 no había problemas de abastecimiento de agua, pues la producción no ha variado, el AyA debió tomar medidas para contrarrestar los efectos del fenómeno del Niño. El calor se ha intensificado, en febrero de 1998, por ejemplo, el aumento de 4 grados en las temperaturas producto del fenómeno del Niño provocó un considerable aumento en el consumo de agua y una disminución en las fuentes debido a la evaporación, que obligan al AyA a realizar racionamientos, con el fin de que se puedan recuperar durante la noche los niveles de los tanques de abastecimiento de agua (La Nación, 1998). Esta situación se ha mantenido durante los últimos años. Disponibilidad de agua y abastecimiento Se estima que existe una disponibilidad anual bruta de agua (superficial y subterránea) de 29.800 m3 por habitante. El consumo total del país, según las distintas estimaciones disponibles, varía entre 4.4 y 10 km3 por año, lo que representa una tasa de extracción de entre el 2.6% y5.9% del agua disponible. Esto le da a Costa Rica la característica de ser un país de “bajo estrés” en cuanto al balance hídrico global. A pesar de esta holgura en la disponibilidad del agua, las deficiencias de la administración nacional y local del recurso han afectado tanto el estado de las aguas subterráneas como superficiales, como la calidad del agua suministrada por acueducto. De acuerdo con el Informe del Estado de la Nación (2000), la creciente vulnerabilidad de los acueductos, especialmente en la GAM, constituye una de las principales amenazas a la salud pública de los costarricenses. Este deterioro se debe a un marco institucional disperso en una gran cantidad de entes, desarticulados en la práctica, que dan lugar al traslape de competencias, vacíos y duplicación de funciones. El racionamiento en verano es una realidad para muchas comunidades rurales y urbanas del país. Hay ausencia de una rectoría clara y fuerte en cuanto a la gestión del recurso hídrico que afecta las posibilidades de realizar un uso y manejo eficiente de este recurso. Se estima que un 75% del líquido destinado a la
agricultura proviene de fuentes superficiales. Un 81% del agua para consumo
doméstico y el 91% del consumo industrial proviene de fuentes subterráneas,
lo que pone en riesgo la conservación y capacidad de recarga de
los mantos acuíferos (Estado de la Nación 2000). En el Cuadro I se describen las fuentes de abastecimiento de los acueductos por ente administrador Cuadro I. Fuentes de abastecimiento de los acueductos operados por AyA, Comités de acueductos rurales, Municipalidades y ESPH - abril 2001.
De acuerdo con los estudios realizados por el AyA, el 97.4% de la población costarricense es abastecida por acueductos sometidos a vigilancia de la calidad de aguas y sólo el 75.7% de los habitantes recibe agua potable. Las entidades administradoras del agua para consumo humano son: el Instituto de Acueductos y Alcantarillado (AyA), las Municipalidades, los Comités Administradores de Acueductos Rurales (CAAR) y Asociaciones Administradoras de agua (ASADAS), la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH) y acueductos privados. En el Cuadro II se presenta la información en relación con la cobertura, vigilancia y control de la calidad del agua según entidades administradoras y población a finales del 2001. Cuadro II. Agua para consumo humano: cobertura, vigilancia y control de calidad por entidades administradoras y población a finales del 2001.
Si bien se han dado avances en la cloración del agua de los acueductos que abastecen a poblaciones superiores a 50.000 habitantes y una mejoría leve de 85.0% a 86.4%, en las poblaciones de 20.000 a 50.000 habitantes, no se alcanzó la meta de desinfección propuesta para las poblaciones inferiores a 20.000 habitantes, sobre todo en los acueductos operados por las municipalidades, las asociaciones y los comités de acueductos rurales (CAAR) (Estado de la Nación, 2000). Existe un estancamiento en la potabilización y desinfección de los acueductos estudiados por el AyA, que se concentra en los municipales y los rurales. Esta situación fue enfrentada por el AyA al incrementar la cobertura de agua potable de 92.6% a 96.6%. Como ya se mencionó, el agua para abastecimiento público en Costa Rica proviene de manantiales, ríos, pozos y galerías y la contaminación creciente de aguas superficiales y subterráneas es causa de que se eleven los costos de tratamiento para potabilización y de que los usuarios de los acueductos municipales y comunales reciben agua que en la mayoría de los casos no cumple con las normas de calidad, pues tienen escaso o ningún tratamiento. El análisis de los resultados según AyA (Mora y Portugués, 2002) indican que la población total de Costa Rica, al 31 de diciembre del 2001, era de 3.971.322 habitantes; de ésta el 97.4% recibe ACH (conexión intradomiciliar y fácil acceso) y el 75.8% es abastecida con agua de calidad potable. El 80.1% de la población recibe agua intradomiciliar suministrada por los CAAR´s, ESPH, AyA y municipalidades. Por otra parte, el 99.7 del ACH suministrada por los mencionados entes operadores es sometida a un programa de vigilancia de su calidad, realizado por el LNA. Sin embargo, solamente el 58.3% de la población es suplida con agua sometida a un riguroso control de calidad. Estos acueductos son los 171 operados por AyA y los que se encuentran bajo la administración de las municipalidades de Cartago (sector central), Belén y La Unión, además de los acueductos administrados por la ESPH. Las provincias con mayor cobertura porcentual con ACH (conexión intradomiciliar y fácil acceso) son Heredia y Guanacaste con 100% y Puntarenas con 99.3%. En contraste, Limón es la provincia que presenta menor cobertura con 78.3%, seguido en orden creciente por San José y Alajuela con un 88% y 88.1%, respectivamente. Estas coberturas coinciden con asentamientos periurbanos (precarios), los cuales en muchos casos no cuentan con agua intradomiciliar pero que se abastecen de pozos y fuentes públicas. En cuanto a la potabilidad, las provincias con menor cobertura con agua de calidad potable son Cartago (65.4%), Puntarenas (71%) y Alajuela (71.3%) Por el contrario, las que presentan mayor cobertura son San José (91.2%), Guanacaste (87%) y Heredia (83.2%) (Mora y Portugués, 2002). En cuanto a la evolución de la calidad del agua, en los últimos 12 años, el agua suministrada por AyA ha incrementado considerablemente su calidad, pasando de un 63.6% de población abastecida con agua de calidad potable en 1989 a un 97.2% en el año 2001. El avance en el suministro de ACH de los acueductos operados por las municipalidades, ha presentado un avance paulatino en el indicador población abastecida con agua potable, pasando de un 37% en 1996 a un 65.8% en el año 2001. El análisis de los 1629 acueductos rurales atendidos por CAAR/ASADAS inventariados durante los años 1999, 2000 y 2001, demuestra un leve aumento en la población abastecida con agua potable, pasando de un 51 a un 55.3%. En el Cuadro III se puede apreciar la distribución de los acueductos por ente administrador y por calidad del agua. CUADRO III. Distribución de los acueductos según ente operador y por calidad 2001.
De acuerdo con Mora y Portugués (2002), en general, el país cuenta con fuentes de agua con pocos problemas físico-químicos. En cuanto a parámetros estéticos u organolépticos, existen fuentes superficiales (ríos o quebradas) con turbiedades oscilantes, debido a la deforestación aguas arriba; el ejemplo más preocupante es el río Virilla, en la zona de Guadalupe y el río Bananito en Limón. En el caso de las aguas subterráneas existen zonas con altos contenidos de hierro y manganeso, como Sixaola, Guácimo y Matina. Además, hay zonas costeras con aguas duras que, aunque no sobrepasan las normas, son incrustantes (Nicoya, Nandayure, Santa Cruz, Ciudad Neilly, Limón y Puntarenas Centro). Por el contrario, en algunos acueductos de la Meseta Central existen acueductos con aguas blandas (corrosivas), como el embalse El Llano. Sin embargo, el problema más importante en las fuentes de agua es la falta de protección, lo que conlleva riesgos de contaminación con pesticidas utilizados en los cultivos del banano, caña de azúcar, café y helechos, por citar algunos ejemplos. Otro problema que señalan Mora y Portugués (2002) en las aguas subterráneas es la tendencia de varios acuíferos a sobrepasar el valor máximo de 50 mg/L de nitratos. Entre estos acuíferos se encuentran, en el Área Metropolitana, el Colima superior y varios acuíferos usados por entidades privadas, los cuales incluso ya pasaron el valor límite. Este problema se extiende a fuentes de acueductos ubicados en Paraíso, Alajuela (San Isidro de Atenas y otros) y en Nicoya (Bolsón y Ortega). La contaminación con nitratos es causada por el uso de fertilizantes nitrogenados y la influencia de aguas residuales domésticas. Los nitratos pueden producir metahemoglobinemia, enfermedad que afecta la captación de oxígeno por parte del glóbulo rojo sanguíneo, sobre todo en niños menores a un año. Sistemas de tratamiento para potabilización del agua En Costa Rica se aplican métodos convencionales de tratamiento por medio de filtración lenta y filtración rápida. La filtración rápida es el sistema más utilizado porque permite tratar un mayor volumen de líquido en mucho menor tiempo. En este caso el agua se hace pasar por rejillas para eliminar la materia gruesa; luego se lleva a tanques de coagulación - floculación en donde se les suministran coagulantes y floculantes (sales de aluminio o de hierro, o bien, polímeros sintéticos). Una vez floculada el agua se envía a los sedimentadores y luego a filtros rápidos. Posteriormente se pasa a los tanques de distribución, donde se le suministra gas cloro (AyA, 1996). En el caso de la filtración lenta no se hace uso de ningún reactivo químico. El agua se potabiliza por medio de sistemas físicos a través de sedimentadores y se desinfecta posteriormente mediante la aplicación de cloro. Los principales acueductos que se abastecen con aguas de origen superficial (ríos, quebradas y embalses) tienen plantas potabilizadoras, los cuales suman un total de 39. Además, 405 (19.7%) de los acueductos tienen operando equipos de desinfección en forma permanente, es decir, más del 80% de los acueductos del país no cuentan con sistemas de desinfección. Del total de la población abastecida a través de los cuatro principales entes operadores de acueductos (3.509.931 personas), el 68.7% (2.410.502) reciben agua sometida a desinfección constante. Esto implica que el 31.1% de la población recibe agua sin desinfección, lo que representa un alto riesgo para la salud de los usuarios. Los acueductos pequeños no cuentan con los recursos económicos para instalar sistemas adecuados de tratamiento de aguas crudas. Generalmente los sistemas se reducen a separación de sólidos gruesos, sedimentación por gravedad y filtración mediante filtros de arena. Tampoco cuentan con los recursos técnicos para brindar un control permanente de la eficiencia de los procesos de tratamiento y desinfección (Coto, 1999). Debido a la amenaza de enfermedades por transmisión hídrica, los pobladores que se abastecen de agua proveniente de acueductos municipales y comunales acostumbran dar algún tipo de tratamiento al líquido antes de consumirlo tales como: hervirlo, filtrarlo, agregarle hipoclorito de sodio o aplicarle ozono. Sin embargo, la cloración doméstica presenta el inconveniente de la dificultad en el control de la dosificación. La sobredosificación puede conducir a la ocurrencia de trastornos estomacales en los consumidores y a tornar el agua con un sabor poco agradable al paladar. Además, dada la incidencia de aguas crudas con contenidos de materia orgánica cada vez más elevados, el tratamiento insuficiente y el poco control de la dosificación, puede conducir a situaciones tales como las siguientes:
En el Cuadro IV se presenta la información sobre tratamiento, desinfección y calidad del agua por ente operador, y su condición de acueductos clorados y no clorados, además del número de sistemas con tratamiento convencional, para el período 2000-2001. CUADRO IV. Tratamiento, desinfección y calidad del agua en los acueductos de Costa Rica según ente operador – periodo 2000-2001
CUADRO V. Población abastecida con y sin desinfección por ente operador en el 2001. Situación de disposición de excretas De acuerdo con Mora y Portugués (2002), los resultados demuestran que el sistema predominante en Costa Rica para tratar las aguas residuales domésticas, es el tanque séptico, el cual es utilizado por el 68.5% de la población nacional. En un segundo lugar, el desalojo de aguas residuales se realiza a través del uso de alcantarillado con un 21%, pozo negro o letrinas en un 8.6% y 1.9% sin servicio. No obstante estos datos, solamente un pequeño porcentaje de esas aguas residuales son sometidas a tratamiento antes de ser vertidas en los cauces receptores, ya que las únicas aguas que son tratadas son las de Pérez Zeledón ,Cañas, Liberia, Santa Cruz y Nicoya a través de lagunas de estabilización, y las de algunos sectores de Puntarenas por medio de la planta de “El Roble”. Además, existen industrias privadas en el ámbito nacional que cuentan con sistemas de tratamiento de sus aguas residuales, cuyos controles son responsabilidad del Ministerio de Salud a través de los respectivos reportes operacionales. Conclusiones (Mora y Portugués, 2002) ♦ La cobertura del país en el suministro de
ACH es de 97.4% de la población nacional, la cual es abastecida
por AyA (43.2%), municipalidades (16.1%), ESPH (4.7%), CAAR/ASADAS (24.4%)
y acueductos privados o de fácil acceso (9.0%). Análisis de la desinfección
de aguas por exposición a radiación solar como alernativa
para comunidades rurales
Metodología Con el fin de analizar el efecto de los sólidos sedimentables y de la turbiedad en el agua en el proceso de desinfección por exposición directa a la radiación solar, se trabajó con el agua cruda de dos ríos localizados en el centro del país, uno altamente contaminado y el otro medianamente. El agua cruda se caracterizó fisicoquímica (sólidos totales, disueltos y sedimentables, turbiedad, demanda bioquímica de oxígeno, pH) y bacteriológicamente (coliformes totales y fecales) Empleando los métodos de APHA, AWWA, WPCF (1976). Antes de iniciar la experiencia se determinó el período requerido para lograr la sedimentación de las partículas sedimentables presentes en el agua cruda (Coto, 1999). Se utilizaron dos baterías de prueba, una con agua cruda y otra con agua decantada, con un litro de agua cada una colocado en 6 bolsas de polietileno de baja densidad de 23.5 cm por 36.0cm. las bolsas se colocaron sobre un cartón negro en el piso al aire libre en un sitio soleado. Aproximadamente cada hora, durante siete horas de experimentación se retiró una bolsa de cada una de las baterías y se determinaron temperatura, coliformes totales y fecales del agua.
De acuerdo con Coto (1999), la remoción total (100%) de los coliformes totales y fecales en el agua sin sólidos sedimentables y de menor turbiedad se logró en 400 y 240 minutos respectivamente. Bajo las mismas condiciones ambientales y de radiación, en el agua cruda, aquella que contiene sólidos sedimentables y mayor turbiedad, no se eliminó la totalidad de los coliformes, ni totales ni fecales, después de 400 minutos de exposición. La remoción máxima lograda fue de 98% y 99%, respectivamente. Es evidente que la presencia de sólidos suspendidos limita la eficiencia de la desinfección, por cuanto estos sólidos proveen superficies que absorben o dispersan la radiación ultravioleta solar, disminuyendo la cantidad de radiación que efectivamente alcanza a los organismos. La remoción de los coliformes fecales en todas las bolsas, independientemente del tipo de agua que contengan: cruda o sin sólidos sedimentables, es más acelerada que la de los coliformes totales, lo cual parece responder al carácter de mayor especificidad de los coliformes fecales, cuyo ambiente de origen, el tracto intestinal de los organismos de sangre caliente, les hace más sensibles a las condiciones ambientales externas. Los otros miembros del grupo coliforme, por su procedencia, parecen resistir mayor tiempo las condiciones de radiación solar impuestas. La reducción bacteriana resultante de la exposición a la radiación solar se debe exclusivamente al efecto de la radiación ultravioleta y no a factores térmicos, puesto que las bacterias coliformes son termotolerantes y la temperatura alcanzada en las bolsas no son lo suficientemente elevadas (23.5°C al inicio, 46°C cerca del medio día y 23.0°C al finalizar). La radiación ultravioleta ejerce dos efectos principales en los microorganismos: producción de radicales hidroxilo y alteración del ADN bacteriano. En relación con las viables fisicoquímicas evaluadas en el agua remanente, los valores de DBO, pH, sólidos disueltos y totales no se ven afectados por la exposición a la radiación, por lo que ésta sólo tiene efectos germicidas (Coto, 1999).
ACRA, A. ET AL (1994) “Solar desinfection of drinking
water and oral rehydration solutions”. UNICEF. Amman, Jordan. 1-56 |