Desertificación

La desertificación es un conjunto de factores geológicos, climáticos, biológicos y humanos que provocan la degradación de la calidad física, química y biológica de los suelos de zonas áridas y semiáridas poniendo en peligro la biodiversidad y la supervivencia de las comunidades humanas.

La desertificación es un problema que afecta a más de 110 países y cada año se pierden 6 millones de hectáreas de tierra productiva.

Las actividades humanas movidas por la pobreza o por un desarrollo que no tiene en cuenta el impacto de las tecnologías utilizadas son el principal motivo del comienzo de un proceso de desertificación en una zona vulnerable. Entre estas actividades cabe destacar:

- el cultivo de suelos frágiles o expuestos a fenómenos de erosión hídrica y/o eólica
- la reducción del tiempo de barbecho de las tierras cultivadas y la falta de fertilizantes orgánicos y minerales
- el sobrepastoreo de plantas herbáceas o leñosas
- la explotación excesiva de los recursos madereros
- el uso descontrolado del fuego para la regeneración de los pastos, la caza, los desbroces con fines agrícolas y la resolución de ciertos conflictos sociales
- las técnicas de cultivo que destruyen la estructura del suelo y en particular el uso de maquinaria agrícola poco adecuada
- las prácticas agrícolas exportadoras netas de riqueza química, sobre todo los cultivos comerciales
- el desvío del curso de los ríos para levantar diques de riego
- el riego de los suelos cuya textura favorece la salinización o la alcalinización, o incluso el anegamiento.

La desertificación debe entenderse como una ruptura del frágil equilibrio que permitió el desarrollo de la fauna, de la flora y del ser humano en las zonas áridas, semiáridas y secas, lo cual desencadena una serie de procesos autodestructivos en los que intervienen todos los elementos que antes favorecían los procesos vitales. Así pues, la vulnerabilidad de los suelos a la erosión eólica e hídrica, la reducción del nivel de las capas freáticas, la menor regeneración natural de las plantas herbáceas y leñosas, y el empobrecimiento químico de los suelos son las consecuencias inmediatas de la desertificación y al mismo tiempo causas del empeoramiento de este fenómeno.

Debido a esto, las consecuencias de la desertificación son extremadamente graves para las poblaciones pobres, ya que suponen una disminución de la productividad y las poblaciones tratan de sobrevivir intensificando la misma lo cual lleva a una mayor autodestrucción, generando más pobreza.

La desertificación además agrava el impacto de las catástrofes climáticas y políticas ocasionando sufrimientos y muertes a centenares de miles de seres humanos.