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El Cuaternario en España.

 

 

Tabla v1



Tabla Cronoestratigráfica de la Península Ibérica se editó por primera vez en Junio de 2007 coincidiendo con la Celebración de la XII Reunión Nacional de Cuaternario (Ávila).

Depositos de playa pertenecientes al último periodo interglacial


Depósitos de playa pertenecientes al último periodo interglacial (OIS 5) mostrando la fauna cálida representada por Strombus bubonious. Fuerteventura.

 

Depósitos    fluviales del Pleistoceno


Depósitos fluviales del Pleistoceno inferior correspondientes a la Terraza de +120m del Río Tajo en Aranjuez mostrando deformaciones sinsedimentarias.

 

 

Glaciar de    Monte Perdido (Pirineos)

Glaciar de Monte Perdido (Pirineos) en el Año 2002

 

 

Tabla v2


Durante la VII Reunión de Cuaternario Ibérico (Faro, Portugal, 2009) se presentó la versión actualizada de la misma (v.2) que puede descargarse desde el siguiente apartado.

 

El Periodo Cuaternario en la Península Ibérica se caracteriza por la instalación definitiva de la red de drenaje actual. Los ríos Ebro, Tajo, Duero, Guadiana, Guadalquivir y Miño excavan sus valles drenando las antiguas cuencas neógenas (de carácter lacustre) que ocupaban el interior de la península. La sucesión de periodos glaciares e interglaciares da lugar a la generación de terrazas fluviales, hasta un número máximo de 23 en la Cuenca del Tajo. Éstas constituyen el archivo más importante donde se registran las industrias líticas y restos de vertebrados fósiles más representativos del Periodo Cuaternario en la Península. Otros excepcionales archivos fósiles los constituyen el conjunto de cavidades kársticas (cuevas y simas) que jalonan la Cordillera Cantábrica e Ibérica, así como otros muchos relieves calizos que se reparten por nuestra geografía. En la cuevas, además, se ha producido la conservación de excepcionales restos fósiles del genero Homo, como es el caso del Homo Antecessor y Homo Heidelbergensis en el Sistema de Yacimientos de la Sierra de Atapuerca (Burgos) o del Homo neanderthalensis en las cuevas del Sidrón (Asturias) y las cavidades del Peñón de Gibraltar. En los sistemas kársticos que se reparten a lo largo de la Cordillera Cantábrica aparecen además excelentes testimonios del arte rupestre paleolítico, ya relacionada con la expansión del Homo Sapiens (hombre moderno) en la Península, como el caso de de la Cueva de Altamira (Santander), considerada la Capilla Sixtina del arte rupestre en Europa. Los periodos glaciares cuaternarios esculpieron impresionantes valles y circos glaciares en los sistemas montañosos más importantes de la Península, siendo en los Pirineos, Cordillera Cantábrica y Sistema Central los lugares donde se desarrollan los paisajes glaciares pleistocenos más significativos de nuestro territorio. En la cordillera Bética (Sierra Nevada, Granada) se registra el sistema glaciar más meridional del Continente europeo. Las formas y depósitos glaciares mejor conservados y con una extensa distribución geográfica datan de la Última Glaciación (Würm), cuyo máximo tuvo lugar,aproximadamente, hace entre 21.000 y 18.000 años antes del Presente.  En las zonas litorales, las diferentes subidas y bajadas del nivel del mar durante el Cuaternario han dejado su registro en diferentes sistemas de terrazas marinas (antiguas playas elevadas), socaves y en los espeleotemas freáticos desarrollados en las cuevas litorales. Su estudio en el litoral del Sur y Sureste de la Península, Islas Baleares y Canarias ha servido para el establecimiento de variaciones climáticas y del nivel del mar ocurridas a lo largo del Cuaternario, dentro de un marco cronológico apoyado no sólo en la estratigrafía sino también en los datos obtenidos mediante el uso de varios métodos de datación. De especial importancia son los resultados conseguidos en relación con los cambios bruscos y rápidos del nivel del mar y climáticos que se sucedieron durante el último periodo interglaciar (135 – 75 ka BP) que ha servido para indicar cómo dichos cambios no son exclusivos de periodos glaciares, sino que también suceden de forma natural durante los periodos "cálidos" interglaciares.. Frente a la costa Peninsular, el registro sedimentario obtenido a partir de los sondeos oceánicos .

Profundos en el margen ibérico, Golfo de Cádiz y Mar de Alborán permite correlacionar las variaciones climáticas (atmosféricas y oceánicas) con aquellas registradas en los sondeos en hielo y oceánicos en las altas latitudes del Hemisferio Norte. Estudios de similares características en áreas lacustres postglaciares en zonas montañosas (Pirineos, Sanabria, etc.) y en la Meseta (Tablas de Daimiel) permiten un análisis más detallado de tales variaciones climáticas durante el Pleistoceno Superior y Holoceno en base a su comparación con sondeos marinos y en hielo de referencia. Más recientemente, el estudio de las fases de crecimiento de espeleotemas permite estudios de alta resolución de tales variaciones climáticas para periodos temporales más cortos.

Pero el Periodo Cuaternario en España no ha sido una simple sucesión de cambios climáticos globales, otros procesos geológicos de carácter energético han modelado el paisaje e influido en su evolución. Vulcanismo y Sismicidad (terremotos) han salpicado el Periodo Cuaternario en la Península aunque concentrados en regiones geográficas muy específicas. La sismicidad cuaternaria, como la actual, tuvo especial repercusión a lo largo de la Cordillera Bética y en menor medida en Pirineos. La Paleosismología, ciencia arraigada en los estudios del Cuaternario, descifra la actividad de las fallas cuaternarias con visos a establecer su comportamiento a largo plazo (periodos de recurrencia de terremotos) y el impacto de las mismas sobre las zonas montañosas y sectores litorales a los que afectaron. La Península Ibérica registra el único Tsunami histórico reciente de envergadura catastrófica del que se tiene noticia en Europa: El Terremoto de Lisboa de 1755. La actividad volcánica cuaternaria se concentra en las regiones de Murcia y Almería al inicio del Cuaternario, aunque manifestaciones más recientes han dejado paisajes volcánicos significativos en las zonas de Olot (Gerona) y en Campos de Calatrava (Ciudad Real). No obstante, el territorio volcánico español por excelencia lo constituyen las siete islas del Archipiélago Canario. La mayor de todas ellas, Tenerife, posee la cumbre de España, que no es otro que el Pico del Teide un impresionante Estratovolcán de edad enteramente cuaternaria. Las islas más occidentales, La Palma y El Hierro, emergieron y evolucionaron enteramente durante el Periodo Cuaternario, la última tan sólo hace unos 800.000 años. La actividad volcánica en estas islas es importante y muy reciente; el volcán del Teneguía (Sur de La Palma) se formó durante una erupción en el año 1971, la última erupción volcánica importante registrada en nuestro territorio. Un paseo por cualquiera de las islas mencionadas, nos puede dar una idea del poder de los procesos geológicos en el modelado del paisaje durante el Periodo Cuaternario. Profundos barrancos, deslizamientos en masa gigantes, tsunamis, erupciones volcánicas y cambios del nivel del mar se han conjugado con los cambios climáticos globales para formar laboratorios geológicos excepcionales en los cuales estudiar los procesos cuaternarios.

El registro geológico Cuaternario posee algo especial, y es que sus depósitos glaciares, fluviales, eólicos, marinos, etc. conservan todavía su morfología original y se encuentran integrados en los paisajes que podemos observar en la actualidad. Ello es debido a que en mayor o menor medida el conjunto de formas del terreno cuaternarias se encuentran “en fase” con el conjunto de procesos climáticos, tectónicos y, en general geológicos, que las formaron. Este hecho que no es directamente constatable para los depósitos de anteriores periodos geológicos, ofrece a los cuaternaristas una poderosa herramienta de estudio que no es otra que la Geomorfología. La Península Ibérica por su especial situación geográfica, a caballo entre África y Eurasia y, zona de conexión Atlántico-Mediterránea, se ofrece como una inmejorable área estratégica, sensible a las repetidas oscilaciones climáticas cuaternarias, donde llevar a cabo el estudio del periodo más reciente de la historia geológica de nuestro Planeta.

Desde La Asociación Española para el Estudio del Cuaternario animamos a todos aquellos investigadores, educadores y divulgadores a seguir indagando en la historia de nuestro pasado geológico más reciente. Nuestra asociación promueve el estudio del Cuaternario mediante la organización de Congresos, edición de Revistas Científicas, Monografías, Guías de Campo o material científico-divulgativo, como es la Tabla Cronoestratigráfica de la Península Ibérica que encabeza y puede descargarse desde esta sección.

Pablo G. Silva Barroso.


pdfTabla Cronoestratigráfica de la Península Ibérica v.2 © AEQUA 2009 (3.7Mb)

 

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