¿Qué impacto tienen
las grandes metrópolis industriales sobre los recursos hídricos?
El impacto de las grandes metrópolis sobre los recursos de agua
locales es profundo y acumulativo. Las principales mega-urbes del mundo
gastan varios millones de m3 por día. Son miles de millones de m3
de agua al año que se toman de los sistemas naturales con calidades
relativamente aceptables, que luego son tratados para lograr su potabilización,
y finalmente se arrojan (a veces sin ningún tratamiento) con calidad
muy inferior a la original. La mayor parte de los acuíferos que
se encuentran bajo las grandes aglomeraciones urbanas están sobreexplotados
o contaminados. Los cursos de agua locales han sido incorporados a los
sistemas de saneamiento y de alcantarillado o se han transformado en vertederos
de residuos y aguas cloacales y/o industriales.
Las ciudades no sólo perjudican el ambiente local sino que extienden
sus tentáculos de degradación ambiental a extensas regiones
contiguas. Embalses, centrales hidroeléctricas, acueductos,
enormes rellenos sanitarios, canteras y tajos, suelen proliferar en la
mayor parte de los “hinterland” megaurbanos.
Estos procesos de deterioro son acumulativos y por lo tanto su efecto
se multiplica con el tiempo. La gestión ambiental urbana es un tema
que no ha sido resuelto aún en la mayor parte de los casos.
¿ Qué efectos ambientales tienen las represas sobre los
sistemas fluviales?
Las represas producen importantes modificaciones en los cursos de agua
fluviales en donde se construyen. Primeramente, requieren inundar áreas
que anteriormente estaban fuera del agua, provocando daños económicos,
ambientales y sociales en las zonas bajas de los valles. En segundo lugar,
producen cambios a nivel del régimen de los ríos, disminuyendo
el caudal en ciertas épocas y aumentándolo en otras.
Ello puede ser conveniente si se quiere prevenir inundaciones catastróficas,
y evitar los estiajes extremos. En tercer lugar, tienen un impacto muy
fuerte en las poblaciones de peces. Los peces migratorios, que deben nadar
aguas arriba y/o aguas abajo para desovar o reproducirse encuentran obstáculos
insalvables en las cortinas de las presas.
Al disminuir la variedad y cantidad de peces disponibles muchas comunidades
ribereñas se ven privadas de su medio de sustento.
Finalmente, la presencia de un lago que antes no existía puede
también tener importantes efectos tanto sobre el ambiente, como
sobre las comunidades humanas que habitaban o habitarán el lugar.
El potencial del río que fluía desaparece y es sustituido
por un nuevo potencial suministrado por el nuevo espejo de agua.
El balance negativo o positivo de la construcción de las presas
depende de cada situación, y por lo tanto, la evaluación
sólo puede hacerse sobre casos concretos.
¿Cuáles formas sostenibles de gestión hídrica
podrían utilizarse para asegurar la sobrevivencia de los sistemas
naturales?
La gestión hídrica debe ser considerada integralmente
con el resto de los elementos que componen los sistemas naturales y sociales.
No es posible analizar la situación y desarrollar estrategias en
forma aislada, parcial, o atendiendo a los intereses sectoriales de un
grupo humano que se verá beneficiado o perjudicado por las variadas
alternativas de gestión posible. La gestión de un sistema
hídrico debe realizarse teniendo en cuenta a la vez la sostenibilidad
de los ecosistemas naturales y las necesidades del cuerpo social que se
va a ver afectado o no por las decisiones que se tomen.
¿De qué forma se ven afectados los recursos hídricos
por los procesos de globalización?
Los procesos de globalización, particularmente los de globalización
económica, tienden a distribuir las funciones productivas mundiales
atendiendo a la competitividad financiera, y no a la conveniencia ambiental
o social.
Puede convenir plantar un cultivo exigente en agua en un país
árido si las políticas nacionales son dilapidadoras, o la
mano de obra es poco costosa. Los productos cosechados pueden venderse
a países en donde el agua abunda. La lógica de la competitividad
financiera puede llevar a la liquidación de recursos valiosos en
aras de un beneficio económico menor y aleatorio.
Situaciones similares pueden ocurrir con la internacionalización
de los sistemas de energía, la construcción de presas en
un país y sistemas de irrigación que pueden perjudicar a
otro país que depende de las aguas fluviales para su sobrevivencia
(es el caso por ejemplo, del río Colorado que corre de los Estados
Unidos a México, y del Nilo que fluye de Sudán a Egipto).
¿Cuál puede ser el futuro de los sistemas hídricos
si no se toman medidas para su preservación futura?
La tendencia mundial es hacia una mayor irregularidad de los regímenes
fluviales. Las lluvias fuertes aumentan pero las lluvias moderadas disminuyen.
Hay más agua causando daños catastróficos y menos
agua en los períodos en que se la necesita.
Ello se debe al efecto invernadero (que fortalece los sistemas frontales
y ciclones) y a la deforestación que debilita las lluvias producidas
por la evaporación local.
Al mismo tiempo, los aguas naturales se están transformando en
aguas residuales. Cada vez hay menos agua de calidad utilizable para el
consumo humano, mientras que aumentan los volúmenes de aguas contaminadas.
El porvenir no parece muy halagüeño. Sin embargo, si se
desarrollan mecanismos, políticas, y sobre todo, filosofías
de gestión sostenible, estamos a tiempo para evitar los problemas
que se anticipan en el futuro.
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