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Globalización
económica y degradación ambiental
La globalización
económica y la liberalización del comercio están teniendo
un fuerte impacto sobre el ambiente tanto a nivel local, como regional
y global. Cuando las barreras comerciales son disminuidas o eliminadas,
muchas actividades económicas que habían sido desarrolladas
bajo su protección también tienden a desaparecer, a menudo
para relocalizarse en otras áreas donde la sobrevivencia económica
es más fácil.
Habitualmente, el factor
dominante en la competitividad productiva es el costo. Los países
desarrollados deben compensar sus costos laborales, impositivos y ambientales
más elevados con tecnologías más productivas, niveles
de producción mayores y estrategias de gestión más
eficientes. A pesar de los altos costos, hay claras ventajas en producir
ciertos bienes en los países desarrollados: infraestructuras bien
organizadas y eficientes, recursos humanos altamente calificados, mejor
control de calidad y proximidad a los mercados. Sin embargo, un cierto
número de actividades productivas de los países desarrollados
solo pueden sobrevivir debido a los escudos proteccionistas de las barreras
comerciales y los subsidios.
Como los procesos de
globalización tienden a disminuir dichas barreras, muchas actividades
productivas tradicionalmente asociadas con economías desarrolladas
están siendo transferidas gradualmente a los países menos
desarrollados. En algunos casos esto sucede a través de la mudanza
parcial de algunas operaciones de la cadena productiva, tales como el armado
o la producción de repuestos de uso industrial. Estas actividades
pueden ser llevadas a cabo en forma competitiva en el nuevo sitio debido
a los costos laborales y ambientales menores.
Normalmente, las transferencias
requieren acuerdos entre las naciones para permitir la complementaridad
productiva. En la mayor parte de los casos, el país industrial (que
a menudo es a la vez el que transfiere y compra) sólo cobra tarifas
aduaneras sobre el valor agregado de la mercadería. A la vez el
país “anfitrión” establece “zonas francas” para permitir
la entrada y salida de materias primas y mercaderías con impuestos
aduaneros mínimos o nulos. Estas industrias maquiladoras, de las
que hablábamos anteriormente son comunes en Costa Rica, República
Dominicana, México, y con modalidades similares, en algunos países
de Asia Oriental y Meridional y Africa del Norte.
A menudo, cuando todo
el proceso productivo específico se vuelve antieconómico
en el país desarrollado, la cadena productiva entera puede transferirse
al país asociado. Muchas industrias metalúrgicas, textiles
y electrónicas, entre otras, han sido relocalizadas de esta manera.
En algunos casos se observan transferencias generales a nivel de la agricultura
(algunos cultivos de California se han transferido a Brasil, Chile o México),
las plantaciones forestales se han desplazado de Canadá a Brasil
y Chile, y la acuacultura del camarón se ha reubicado en Ecuador,
las Filipinas y otros países de clima cálido.
Esta reestructuración
global de la producción está teniendo un efecto profundo
en el ambiente. La mayoría de las industrias o actividades que se
mudan a países menos desarrollados tienen algún potencial
de degradación ambiental. Un número considerable de
ellas produce residuos tóxicos o emisiones que pueden introducir
elementos negativos en el agua, el aire o los suelos. Cuando estas industrias
o actividades se instalan en los países desarrollados, están
sometidas a un marco social y legal que controla en forma más o
menos eficiente estos impactos. Estos países han experimentado un
prolongado proceso de aprendizaje que permitió el desarrollo de
sistemas legales e institucionales. En mayor o menor grado, controlan los
efectos perniciosos potenciales de estos procesos. Estos sistemas son preventivos
y reactivos, proveen soluciones técnicas para los problemas de degradación
ambiental, incluyen políticas y reglas con ese fin, presentan definiciones
de responsabilidades y obligaciones; son llevados a la práctica
por instituciones apropiadas para ocuparse de los problemas ambientales
que puedan surgir.
La mayor parte de los
países menos desarrollados carecen de estos sistemas. En algunos
casos hay leyes y controles, pero por regla general éstas son inadecuadamente
aplicadas. Recientemente, se han observado progresos en la materia, pero
por el momento son aún insuficientes para prevenir los episodios
más serios de degradación.
En síntesis,
la reestructuración de la producción puede representar una
amenaza para las condiciones ambientales locales, regionales y globales.
Por ejemplo, la lluvia ácida, que era común hace pocos años
solamente en el noreste de América del Norte y en Europa Occidental,
se ha vuelto un problema serio en varios países del Tercer Mundo,
incluyendo Brasil, China e India.
Gradualmente las industrias
se relocalizan en países del Tercer Mundo donde los requisitos de
protección ambiental no existen o pueden ser “obviados”. Los nuevos
proyectos de irrigación de los países menos desarrollados
están utilizando agua a tasas que están por encima de la
renovabilidad de los acuíferos, ríos o lagos. Muchas actividades
agrícolas y de forestación artificial relocalizadas debido
a la globalización han llevado a la eliminación de ecosistemas
nativos de alta biodiversidad. En otros casos, la falta de controles puede
terminar en una catástrofe como la que ocurriera con la planta de
productos químicos de Bhopal en la India.
El balance de esta
transferencia industrial ha sido sistemáticamente negativo: se pone
menos cuidado, se asumen menos responsabilidades, se utilizan menos recursos
para la protección ambiental, los suelos se erosionan, los acuíferos,
cursos de agua, lagos y aguas costeras se contaminan, los bosques desaparecen,
muchas especies exóticas son introducidas sin considerar sus efectos
ecológicos, y la atmósfera es contaminada por emisiones tóxicas.
Cualquier enfoque de
desarrollo ambientalmente sostenible que se implemente en el futuro deberá
tener en cuenta estos impactos potenciales y reales de la globalización.
Tanto a nivel global
como local estos problemas deberán ser enfocados eficaz y enérgicamente
antes que sea demasiado caro o imposible revertirlos.
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